La Journée mondiale de la poésie
La Journée mondiale de la poésie, célébrée chaque année le 21 mars, commémore l'une des formes d'expression, d'identité et de langage les plus précieuses de l'humanité. La poésie, pratiquée tout au long de l’histoire dans toutes les cultures et sur tous les continents, a une nature humaine commune et de nombreuses valeurs partagées, transformant le poème le plus simple en un puissant catalyseur de dialogue et de paix.
L'UNESCO a adopté pour la première fois le 21 mars comme Journée mondiale de la poésie lors de sa 30e Conférence générale à Paris en 1999, dans le but de soutenir la diversité linguistique à travers l'expression poétique et de promouvoir la visibilité des langues en danger.
LA JEUNE FEMME
Que voulez-vous que j’y fasse
Comment cela se fait-il
La jeune femme est de face
Alors qu’elle est de profil
Comment cela se fait-il
Elle n’a qu’un oeil de face
Elle en a deux de profil
Que voulez-vous que j’y fasse
Que voulez-vous que j’y fasse
Comment cela se fait-il
Sa figure est une glace
Qui reflète son profil.
(Jean Cocteau)
Flor
I
Flor se llamaba: flor era ella,
Flor de los valles en una palma,
Flor de los cielos en una estrella,
Flor de mi vida, flor de mi alma.
Era más suave que blando aroma;
Era más pura que albor de luna,
Y más amante que una paloma,
Y más querida que la fortuna.
Eran sus ojos luz de mi idea;
Su frente, lecho de mis amores;
Sus besos eran dulzura hiblea,
Y sus brazos, collar de flores.
Era al dormirse tarde serena;
Al despertarse, rayo del alba;
Cuando lloraba, limbo de pena;
Cuando reía, cielo que salva.
La de los héroes ansiada palma,
De los que sufren, el bien no visto,
La gloria misma que sueña el alma
De los que esperan en Jesucristo.
Era a mis ojos condena odiosa
Si comparada con la alegría,
De ser el vaso de aquella rosa,
De ser el padre de la hija mía.
Cuando en la tarde tornaba al nido
De mis amores, cansado y triste,
Con el inquieto cerebro herido
Por esta duda de cuanto existe.
Su madre tierna me recibía;
Con ella en brazos, yo la besaba...
¡Y entonces... todo lo comprendía
Y al Dios sentido todo lo fiaba!
¿Que el mal impera? ¡Delirio craso!
¿Que hay hechos ruines? ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
La ley suprema que rige al mundo?
¡Ah, cómo ciega la dicha al hombre!
¡Cómo se olvida que es rey el duelo,
Que hay desventuras sin fin ni nombre
Que hacen los puños alzar al cielo!
¡Señor!, ¿existes? ¿Es cierto que eres
Consuelo y premio de los que gimen,
Que en tu justicia tan solo hieres
Al seno impuro y al torvo crimen?
Responde entonces: ¿por qué la heriste?
¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor!, respóndeme en la conciencia.
Alta la llevo siempre, y abierta,
Que en ella negro nada se esconde;
La mano firme llevo a su puerta,
Inquiero... y ¡nada, nada responde!
Sólo del alma sale un gemido
De angustia y rabia, y el pecho, en tanto,
Por mano oculta de muerte herido,
Se baña en sangre, se ahoga en llanto.
Y en torno sigue la impía calma
De este misterio que llaman vida,
Y en tierra yace la flor de mi alma
¡Y al lado suyo mi fe vencida!